Queridas, queridos… el mundo de las enfermedades autoinmunes, cáncer se está disparando brutalmente…
Hoy te vengo a hablar de una de las “joyas de la corona”, y por ende, de todos sus síntomas y otras enfermedades asociadas.
La endometriosis se considera una enfermedad inflamatoria crónica con una fisiopatología muy compleja.
El hipotiroidismo, la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, las enfermedades autoinmunes, las alergias y el asma son significativamente más comunes en mujeres con endometriosis que en mujeres de la población general.
Los trastornos de la tiroides se asocian con formas más graves de endometriosis. Por lo tanto, se debe tener en cuenta la función tiroidea y la medicación con hormona tiroidea para el cuidado de mujeres con endometriosis.
Las enfermedades atópicas, como alergias, asma y eccema, también pueden ser más comunes con la endometriosis.
El SOP, la microbiota y los disruptores endocrinos forman parte de este cuadro, como no hacerlo.
La endometriosis se considera una enfermedad inflamatoria crónica con una fisiopatología muy compleja. Hasta la fecha, no se ha aclarado la patogénesis específica de la endometriosis y algunos estudios recientes han sugerido un papel potencial de la microbiota intestinal
Lo que sí es seguro es que existe un papel clave del estradiol y de la menstruación retrógrada.
Entre sus signos cíclicos destacan:
- dismenorrea,
- dolor genital persistente o recurrente que aparece justo antes, durante o después de tener relaciones sexuales,
- dolor pélvico crónico,
- sangrado uterino irregular
- y/o infertilidad
El SOP y la endometriosis comparten una asociación común con niveles elevados de estrógeno ovárico. En ambos casos, se altera el equilibrio hormonal de las hormonas sexuales: niveles altos de estrógeno con resistencia a la progesterona en la endometriosis y niveles altos de estrógeno con niveles altos de andrógenos en el síndrome de ovario poliquístico.
La exposición prenatal a múltiples contaminantes o moléculas tóxicas en mujeres con endometriosis. Esto incluye obviamente el humo del cigarrillo, pero también las sustancias químicas que pertenecen a la categoría de DISRUPTORES ENDOCRINOS.
En esta categoría se encuentran compuestos con vidas medias cortas, como el bisfenol A (BPA) o los ftalatos, y compuestos con vidas medias largas, como las dioxinas. Finalmente, se sospechaba que algunas hormonas y algunos fármacos con acción hormonal promovían el proceso de endometriosis, especialmente el dietilestilbestrol (DES) y el etinilestradiol (EE)
Los MASTOCITOS son granulocitos que desempeñan un papel fundamental en la fibrosis, angiogénesis, inflamación, cicatrización de heridas y remodelación de tejidos. Cuando se activan, liberan heparina e histamina. Los mastocitos aumentan en las lesiones de endometriosis, donde pueden exacerbar la inflamación al liberar factores proinflamatorios que, a su vez, pueden aumentar la infiltración de otras poblaciones inmunes a la lesión.
Las mujeres con un alto consumo de omega 3 tienen un menor riesgo de endometriosis. Una dieta similar mostró efectos antiinflamatorios y suprimió la formación de lesiones endometriósicas. Esto sugiere una contribución al menos parcial de la dieta a la modificación inducida de la flora intestinaL.
Dado que la mayoría de los disruptores endocrinos químicos transitan por el tracto digestivo, interactúan con la microbiota intestinal. Por un lado, los disruptores endocrinos pueden modificar la microbiota o modular la actividad enzimática de la microbiota. A largo plazo, un disruptor endocrino puede alterar la diversidad microbiana de la microbiota.
Por otro lado, la microbiota metaboliza parte de las sustancias químicas, modulando así su toxicidad. La exposición prenatal a disruptores endocrinos puede promover la endometriosis a través de la microbiota materna y fetal alterada lo que resulta en niveles anormales de hormonas sexuales
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